[Entrevista]
“El objetivo principal es que el cliente que acude a nuestro centro se sienta seguro, pero sin ser molestado”
Entrevistamos a Eliseo Bravo, Director de Seguridad del Centro Comercial Gran Plaza 2.
Eliseo Bravo dirige la seguridad del Centro Comercial Gran Plaza 2. Con varias décadas de experiencia, primero en la seguridad pública y luego en la privada, Eliseo reclama el papel central de la seguridad en la gestión de los centros comerciales. Mantiene un alto nivel de exigencia, pero responde a todas las necesidades de su equipo y se muestra orgulloso de las cuidadas condiciones del puesto donde trabajan, descansan, comen o se duchan los profesionales entre las bambalinas del centro comercial.
¿Qué retos particulares tiene la seguridad en centros comerciales?
El objetivo principal es que el cliente que acude a nuestro centro se sienta seguro, pero sin ser molestado. Quien viene a un centro comercial no quiere restricciones ni molestias. Al mismo tiempo, tenemos que tener en cuenta que, a diferencia de muchas otras instalaciones, un centro comercial no tiene controles de acceso, es un lugar de puertas abiertas. Esto aumenta la exigencia de seguridad en su interior y a su vez supone un reto enorme y continuo. Además, la imagen de un centro comercial es uno de sus bienes más preciados, por lo que cada intervención ha de realizarse con la máxima corrección y discreción de manera que no perturbe el disfrute de los clientes.
¿Crees que la seguridad es un aspecto que “vende” para el cliente final de un centro comercial?
El cliente final valora mucho la seguridad no solo cuando tiene alguna incidencia, sino en su percepción de sentirse protegido en todo momento durante la visita. Esto se ha demostrado particularmente con la pandemia, ya que hemos convertido nuestro centro en un lugar más seguro que la propia vivienda particular. Por eso considero que la inversión en seguridad no es una inversión a fondo perdido, sino que repercute positivamente en los resultados de un negocio como el nuestro.
¿Cómo se gestiona la seguridad en un lugar en el que coexisten cientos de negocios diferentes, algunos con sus propios protocolos y compañías de seguridad?
A todos los inquilinos del centro se les entrega un reglamento de seguridad que es de obligado cumplimiento. Cada local puede contratar su propia seguridad, pero tiene que seguir los criterios comunes del centro comercial. Mantenemos una relación de colaboración bidireccional con todos los departamentos de seguridad de las distintas firmas presentes en el centro. En este sentido, creo que es fundamental que existan, se conozcan y se respeten los protocolos establecidos entre todas las partes. En nuestra actividad no se puede dejar nada en el aire y lo que está aún por definir se trata en reuniones periódicas con todos los responsables.
¿Cuál es el centro neurálgico de la seguridad de Gran Plaza 2?
Sin duda, el Puesto Permanente de Seguridad. Es la referencia para todos los que formamos la comunidad del Gran Plaza 2 en caso de incidencia. Desde allí colaboramos con todos los actores y estamos a su disposición.
¿Qué papel juega la colaboración con la seguridad pública?
Las sinergias entre seguridad privada y pública son fundamentales. Nos esforzamos mucho por construir relaciones profesionales y personales de confianza con las fuerzas de seguridad que operan en nuestro ámbito (Guardia Civil y Policía Local de Majadahonda). Es muy importante que estas conozcan bien las instalaciones y cómo acceder a ellas de la manera más rápida posible. En nuestro caso, tengo que decir que la colaboración es muy buena, beneficia a todas las partes y constituye un éxito para todos. Todos los años la Policía Local de Majadahonda reconoce a nuestro equipo por sus actuaciones.
¿Cuáles son los riesgos que más preocupan en su actividad?
Los más graves son, sin duda, los incendios y el terrorismo. No podemos olvidar que seguimos en el nivel 4 de alerta antiterrorista. En ambos casos y más allá del cumplimiento de la normativa establecida, seguimos los procedimientos operativos más avanzados y los ponemos en práctica en simulacros conjuntos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los servicios de emergencia. Estos simulacros los hemos trasladado también al nuevo enemigo invisible: el COVID-19.
En el ámbito más cotidiano ponemos una especial atención en el hurto de tienda. Nos preocupa sobre todo la detección de bandas organizadas y altamente profesionalizadas. Contra ello estamos aplicando un alto nivel de especialización por parte del equipo de seguridad, así como una colaboración muy estrecha con Policía y Guardia Civil. Es también muy importante fomentar las denuncias por parte de los establecimientos afectados, independientemente de que el importe sea bajo o se haya recuperado la mercancía. Solo así podremos mitigar la sensación de impunidad con la que se comportan algunos de estos grupos.
¿Cómo te planteas el futuro de la seguridad?
Creo que el futuro no está solo en la seguridad física con personas, sino en la tecnología de la seguridad y en las nuevas tecnologías como la IA. Por eso trabajo para que los sistemas siempre estén actualizados y mantengan un grado de compatibilidad con los ya existentes, permitiendo amortizar las inversiones.
¿Te refieres a tecnologías como el reconocimiento facial?
Desde luego. Estamos aún pendientes de la nueva regulación, pero veo muy posible su uso con bases de datos de imágenes no asociadas a filiación, algo similar a lo que se hace desde hace tiempo con la lectura de matrículas de vehículos.
Pero no solo eso, estamos teniendo una experiencia muy positiva con herramientas innovadoras de segmentación de incidencias que nos permiten trazar la seguridad y tomar decisiones basadas en datos y no en suposiciones.