Me inicié en el mundo de la seguridad privada en septiembre de 2007 sin conocer el sector y sin tener contacto previo con el mismo. Simplemente por casualidad. Hasta entonces me había dedicado al ejercicio de la abogacía, especializada en derecho procesal y civil, sobre todo empresarial. Mi incorporación como Gerente de la Asociación Catalana de Empresas de Seguridad (ACAES) me permitió introducirme en un sector desconocido para mí, y con el tiempo he podido comprobar que también para gran parte de la sociedad.
Con posterioridad, obtuve la TIP de directora y Jefa de Seguridad. Y actualmente soy profesora asociada de la Universidad de Barcelona, impartiendo seguridad privada en el Grado de Seguridad del ISPC.
Mi última aventura ha sido fundar, junto a otras cuatro compañeras, el Observatorio Mujer y Seguridad.
Pero vayamos al principio. Cuando echo la vista atrás y pienso en mis inicios en este maravilloso mundo de la seguridad privada, me doy cuenta de la evolución que ha experimentado, de la profesionalización del sector, pero también de los grandes retos que tenemos delante y a los que hay de hacer frente.
La seguridad privada y más concretamente, las empresas de seguridad privada a las que representamos en ACAES han sabido evolucionar, han sabido adaptarse a las diferentes crisis económicas, sociales y sanitarias sufridas, y han sabido dar valor a unos profesionales que nos garantizan el normal funcionamiento de la actividad económica y profesional diaria. Sin embargo, y a pesar de esta evolución, la sociedad no acaba de percibir a la seguridad privada en su justa medida. Todavía nos encontramos con ciudadanos, amigos o familiares que ignoran a qué nos dedicamos, qué hacemos, cuál es nuestra contribución en el sistema de seguridad público (y digo público porque la seguridad privada es un actor principal dentro de este sistema de seguridad público, junto con otros actores como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el SEM o Protección Civil) y en qué ámbitos actuamos. La seguridad privada es mucho más que un vigilante de seguridad o un sistema antiintrusión. Es un sector, una industria, dirigida a garantizar que los ciudadanos podamos ejercer nuestros derechos y libertades fundamentales, que las actividades económicas de nuestro país puedan funcionar normalmente y desarrollar su actividad con normalidad y, en caso de cualquier incidente, tener previstas medidas resilientes.
P/ La dignificación del sector pasa, entre otros aspectos, por una mejor valoración social del mismo. ¿Cómo conseguirla?
R/ No dispongo de la varita mágica, pero sí creo en la insistencia, la divulgación y la colaboración. La seguridad privada es una parte del sector económico de España, y como tal, y en mi calidad de representante de las empresas de seguridad, me relaciono con el resto de las entidades asociativas representativas de actividades profesionales, principalmente con las constituyen sectores de mano de obra intensiva. Por ello, trabajo activamente con otro tipo de entidades empresariales, como PIMEC (patronal que representa a las pequeñas, medianas y micro empresas de Cataluña), en la que formó parte de dos comisiones permanente (la de relaciones laborales y la de colaboración público-privada), como ACEDE (Asociación Catalana de Ejecutivos, Directivos y Empresarios) dedica al lobby sectorial y en la que formo parte de su Junta Directiva, del grupo de servicios a la comunidad y del proyecto “Cataluña competitiva”; y como UAS, siendo socios de CONPYMES (que representa a las pymes y autónomos a nivel nacional).
La labor que llevo a cabo a través de estas entidades es principalmente el dar a conocer la seguridad privada, sus profesionales, sus ámbitos de actuación y sus actividades, para trasladar que somos un sector profesional y experto que tenemos como finalidad garantizar la seguridad.
A nivel institucional, intento transmitir a los representantes de las instituciones el valor de la seguridad privada. La seguridad es vista por la sociedad como una de sus principales preocupaciones y por tanto un elemento clave en el debate social y político. Y de dicho debate no se escapa la seguridad privada. Transmitir a nuestros representantes el valor que ofrecemos y el trabajo que realiza el personal de seguridad es una forma de que nos conozcan y valoren nuestro quehacer.
En este sentido formamos parte del Consell de Coordinació de la Seguretat Privada de la Generalitat de Catalunya, de todos los grupos de trabajo que se han creado bajo su tutela (y en virtud de los cuales se han elaborado diferentes textos normativos, códigos y protocolos), del Comité Mixto de Seguimiento del Acuerdo Marco de servicios de vigilancia de la Generalitat (bajo el que se publican los diferentes concursos públicos de servicios de vigilancia de los diferentes Departamentos de la Generalitat y entidades adheridas al mismo), del Comité Organizador de Sicur (feria internacional y punto de encuentro bianual del sector de la seguridad) y del Consejo Técnico Asesor de Seguritecnia (que materializa su labor principal en la entrega anual de los Trofeos Internacionales de Seguridad).
P/ ¿Qué importancia le conceden las empresas a la formación, más allá de las declaraciones para la galería de, afortunadamente, unos pocos?
R/ Otro de los pilares fundamentales en la dignificación del sector es la formación. De ahí que desde el año 2016 esté impartiendo clase en el Grado de Seguridad del ISPC, centro adscrito a la Universidad de Barcelona. Se trata de un grado universitario de cuatro años, dedicado exclusivamente a formar a los estudiantes en seguridad. Mi dedicación no es sólo formativa a nivel curricular (como profesora de seguridad privada 1 y 2 y como tutora de prácticas y de TFG) sino también a nivel vocacional. Considero que los profesionales de la seguridad privada deben tener unas aptitudes concretas, unas competencias determinadas, que les permitan desarrollar sus funciones con vocación de servicio. Sólo grandes personas, con principios éticos, con cultura del esfuerzo, con ganas de servir al ciudadano, pueden convertirse el día de mañana en grandes profesionales. Al final de nuestros días, cuando nos vayamos, tan sólo seremos el recuerdo que dejamos en los demás, y este recuerdo vendrá determinado mayormente por nuestra calidad humana y no sólo por nuestros logros profesionales. Es precisamente en este sentido en el que intentó formar a mis alumnos universitarios.
Ya en el ámbito más concreto de la asociación de la que estoy al frente, somos conscientes que actualmente las empresas de seguridad deben afrontar no sólo una necesaria digitalización, sino también los riesgos que ésta supone. Ya no basta con instalar un efectivo sistema de seguridad, sino que éste debe ser ciberseguro y en ello radica la eficacia del mismo. Las empresas deben invertir para garantizar que los sistemas sean ciberseguros y que las comunicaciones tanto internas como externas también lo sean. En este sentido, desde ACAES hemos creado un grupo de trabajo con el que ofrecemos píldoras formativas prácticas para concienciar y para formar a las empresas asociadas en digitalización y ciberseguridad.
Aunque va aumentando el número de mujeres que se incorporan al sector de la seguridad privada, todavía están lejos del alcanzar al número de hombres...
Como mujer en el sector de la seguridad privada, me preocupa su representatividad. Considero que la sociedad valorará mejor a los profesionales de la seguridad privada cuanto más se asemejen a ella y, por lo tanto, la representatividad de la mujer es fundamental. En una sociedad paritaria (prácticamente la mitad de la población son mujeres), se disparan las alarmas cuando vemos la representatividad de la mujer en seguridad privada, es más, cuando constatamos que hasta hace poco ni tan siquiera teníamos cifras para conocer los porcentajes reales. De ahí que hace algo más de un año fundé, junto a otras compañeras, el Observatorio Mujer y Seguridad, con la finalidad principal de visibilizar el papel de la mujer en la seguridad y atraer talento femenino al sector.
Ante amenazas globales es obvio que la respuesta también debe ser global. En este sentido desde mi incorporación a ACAES apostamos por la colaboración y la coordinación con el resto de las entidades asociativas. La unión de esfuerzos, de experiencias, de conocimientos y de fuerza, conlleva recorrer un camino más llevadero y con más éxitos. De ahí que en el año 2009 constituimos, junto con AES y AESGA, entre otras asociaciones, la Unión de Asociaciones de Seguridad (UAS), con el objetivo, entre otros, de fomentar el correcto ejercicio de la actividad de la seguridad y formar un frente común para defender los intereses de la seguridad privada.